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Me mostraste el amor.

El resto de los días pasaron tan rápido y tan tristes que Jimin ni siquiera quiere recordarlos, no había hablado lo suficiente con el alfa, éste seguía yendo a recogerlo a todas partes y se saludaban sonrientes pero sus conversaciones no iban mas allá de un simple "¿que tal todo?" sin gracia alguna, se saludaban o despedían con besos y abrazos pero nunca iniciaban gracias al mayor.

Actualmente se encontraba en la cafetería, era sábado por la tarde y su teléfono vibraba insistente en el bolsillo de su mandil, caminó un poco mal porque le dolía la pierna, había amanecido con un dolor más fuerte en el estómago y la pierna lo empeoraba todo, se alejó del mostrador y por fin descolgó su teléfono.

—¡Buen día, señor Cha! —reconoció por el identificador que era su jefe nocturno, el hijo del señor Joon.

Hola, Jimin —saluda con un tono no muy alegre—. Yo... no sé como decirte esto emm...

—¿Pasa algo? ¿Necesita que cuide tiempo extra a su padre? —cuestiona interesado.

Es sobre él, Jimin... falleció hace aproximadamente una hora.

—Oh... —un nudo se instaló en su garganta, el señor Joon es el primer paciente que pierde como enfermero—. Yo n-no sé que decir, lo siento mucho —su voz se cortó y las lágrimas aparecieron, le había tomado un gran cariño al hombre, a pesar de la enorme diferencia de edad se volvieron grandes amigos, el adulto solía darle consejos sobre la vida y contarle las historias de su juventud, va a extrañarlo mucho.

Sé que le tomaste mucho cariño, Jimin —su voz era comprensiva—. Solo quiero agradecerte por todas tus atenciones hacia él, sé que era tu trabajo pero lo hiciste estupendo, se fue siendo un hombre muy feliz —el omega puede asegurar que había una sonrisa en el rostro del hombre.

—Yo voy a extrañarlo demasiado, lamento mucho tu perdida, mi más sentido pésame para toda la familia —el nudo seguía en su garganta y las lágrimas aún bajaban pero no podía ponerse a llorar en la llamada, ese hombre había perdido a su padre y Jimin tenía que apoyarlo.

Gracias, nos gustaría verte después para agradecerte y si quieres acompañarnos en su funeral serás bienvenido por todos —después de una despedida el chico cortó y Jimin pudo sollozar en paz.

Es muy doloroso perder un paciente, pones tanto empeño para ver su mejoría y al final no progresan. Jimin sabía que el anciano tenía una enfermedad y esto iba a pasar, estaba destinado a suceder pero eso no quita el dolor de sus entrañas.

—Jimin necesito que... —el dueño de la cafetería se asomó para buscarlo pero se interrumpió al verlo llorar—. ¿De nuevo te duele el estómago, muchacho?

—No, estoy bien —limpia sus lágrimas de manera brusca, no quiere poner a prueba la paciencia del hombre, hoy no está yendo bien el negocio y le ha llamado la atención dos veces por un pedido mal entregado, Jimin no puede quejarse por su jefe, es un buen sujeto pero no se relaciona demasiado con sus empleados, y admite que él no está siendo el mejor empleado este día.

—Bueno, ve a entregar los pedidos a las mesas 5 y 8, cuando termines limpia el mostrador, por favor —ambos se acercaron a la cocina y el hombre desapareció sin aviso, el omega toma una charola en cada mano y camina hacia fuera del local.

La pierna no dejaba de matarlo del dolor, sentía que su interior ardía desde el estómago pero seguía fuerte, no puede dejar de lamentar la muerte de su paciente, le duele demasiado que se haya ido tan pronto, lo va a extrañar, ademas ahora extraña a su alfa, lo necesita tanto y no sabe qué sucede con su actitud últimamente, las lágrimas regresan a sus ojos y bajan por sus mejillas, tiene demasiados problemas y está muy cansado para soportarlos todos.

Sus pensamientos y llanto se ven interrumpidos por el ruido de la charola cayendo, se había topado con una de las mesas y había perdido el equilibrio de sus manos. La charola y su contenido cayeron sobre una de las clientas, manchando su vestimenta y gran parte del piso del lugar.

—Lo lamento mucho, permita... —trataba de escusarse pero fue interrumpido.

—¡Me manchaste toda! —una alfa rubia se paró del asiento en el que descansaba—. ¿No sabes hacer tu trabajo o qué? —alzaba la voz.

—Yo... —las gotas bajaban a chorros por sus mejillas—. Lo siento, déjeme limpiarla.

Quítate, niño —la mujer usó su voz haciendo que el omega se paralizara de inmediato, su labio inferior comenzó a temblar.

—¿Qué hiciste, Jimin? —su jefe estaba furioso mirándolo mientras se acercaba—. Lamento mucho lo ocurrido señora, prometo tomar cartas en el asunto —le dio una mirada de regaño al ojiazul y este solo agachó la cabeza avergonzado mientras seguía llorando.

—Exijo que lo despida —habla muy molesta.

—No puedo hacer eso, discúlpeme —negó, Jimin es su mejor empleado y sabe las necesidades del chico, todos tenemos malos días así que no podía simplemente despedir al menor por un error—. Le daré cupones de productos gratis y le pagaremos la tintorería —ofrece.

—No, usted no sabe quién soy yo —amenaza—. Con una llamada haré que tu negocio esté cerrado en 2 minutos así que, despídelo —el hombre palideció por la advertencia, no podía arriesgarse a perder su negocio.

—Jimin, lo siento tanto muchacho —hace una mueca de pena hacia el chico que solo asintió en comprensión.

—Está bien, iré por mis cosas —resignado se dio la vuelta para entrar al local y buscar las cosas de su casillero, pero no pudo evitar el dolor en su pecho y las lágrimas que caían más aprisa, triste tomó su mochila y metió las pocas cosas que guardaba, se quitó el mandil y lo dejó sobre el mostrador, salió de la cafetería para sentarse en la acera a lamentarse, miró su teléfono y decidió llamar a Jungkook para ver si podía ir a buscarlo, un pitido y la línea fue descolgada.

Bebé, ya voy, casi llego —interrumpió antes de que Jimin hablara—. No sé qué sucede, pero ya voy bebé lo juro, no llores, ¿si? —el lazo había hecho de las suyas avisando al mayor de su dolor

—Está bien —dijo en un susurro con la voz cortada.

Espérame ahí, amor, llegaré en un segundo, te quiero muchísimo —hablaba apurado.

Luego de unos minutos la camioneta estacionó a unos metros de él y el alfa salió corriendo para arrodillarse a su lado y atraerlo en un abrazo fuerte.

—¿Qué sucede, amor? —su voz era suave, acunaba el rostro de Jimin entre sus manos para que lo viera a los ojos, besó su nariz y sus pómulos para limpiar los rastros de lágrimas pero el omega no respondía, solo lloraba—. Dímelo, bebé, dime qué hago —restregaba su mejilla contra el cuello del otro con desesperación, no encontraba la forma de calmarlo.

—El señor Joon murió —habló Jimin entre sollozos—. El señor Joon murió y me despidieron de la cafetería.

—¿Qué? —el aire abandonó su pecho—. Lo lamento tanto, conseguiremos otro trabajo para ti y acompañaremos a la familia, ¿si?

—Es que... —sollozaba de nuevo—. Ya no puedo, Jungkook —negaba con la mirada puesta en el piso—. Ya no puedo, estoy tan cansado.

—Te ayudaré, sabes que cuentas conmigo, amor —dice convencido—. Saldremos de esto, no te preocupes —seguía dejando besos por su rostro.

—¡No es verdad, tú ya no me quieres! —aleja a Jungkook con un leve empujón en el pecho y este solo lo miraba confundido—. Estoy tan can-cansado y tú ya no quieres que sea tu omega, e-estás tan raro y no me besas ni me abrazas —su voz era molesta pero seguía mostrando la tristeza y el dolor de antes—. Todo me duele, Jungkook, murió el s-señor Joon, me despidieron, la escuela es tan pesada, no he dormido bien —respira profundo para seguir llorando—. Me duele el estómago cada vez más y la pierna no deja de matarme y sumado a eso tú no me abrazas ni me besas y tienes esos secretos que no me dices —se cubre el rostro con las manos—. Ya no puedo —niega con la cabeza.

—Amor perdóname por no explicarte lo que sucedía, es un error mío, yo lo lamento, pero tiene una explicación, lo prometo —se acerca de nuevo a su chico—. Te lo explicaré, no pienses que ya no te quiero, eso jamás será verdad.

—Me duele mucho, alfa —su labio temblaba mucho por el llanto.

—Mi amor, ven —abraza de nuevo al menor y lo ayuda a ponerse de pie, pero tan pronto como darían un paso el omega se inclinó para vaciar su estómago—. Jim, vamos al médico ahora —sus ojos no daban crédito, el ojiazul había vomitado en un color rojo brillante, eso era sangre.

—¿Qué me pasa? —se limpió la boca con la mano y su cuerpo tembló al observar su palma, estaba manchada de rojo—. Jungkook... —lo miraba con ojos asustado—. Me duele mucho —una nueva ola de dolor lo hizo doblarse.

—¡Zico, vamos al hospital! —cargó al menor al estilo nupcial y se apresuró a abordar la camioneta, tan pronto como cerró la puerta, el vehículo arrancó haciendo un sonido estruendoso.

—No quiero morirme, alfa —Jimin lloraba del dolor y del miedo.

—No te va a pasar nada, bebé —acariciaba su estómago con cuidado para tratar de aliviarlo aunque sea un poco—. Vas a estar bien —su voz era cortada, no sabe qué le sucede a Jimin, pero tiene miedo, demasiado. El omega vació de nuevo su estómago, manchando el respaldo del asiento.

—Manché tu auto, lo siento tanto —lloraba aún más fuerte y sus manos se aferraban a su estómago—. Jungkook, me duele demasiado, no aguanto —negaba torpemente.

—Resiste cielo, casi llegamos.

—Ricitos, murió el señor Joon —no se diferenciaba entre sus sollozos de dolor y de tristeza—. Me despidieron, tú ya no me quieres y ahora voy a morir —un espasmo de dolor lo recorrió haciendo que se doblara nuevamente.

—No digas eso, bebé —trató de limpiar inútilmente sus lágrimas, pero seguían bajando apresuradas al ver al ojiazul sufrir de esa forma—. Vas a estar bien, no puedes dejarme.

Pronto sintió el freno de la camioneta y observó hacia afuera para saber que habían llegado, Zico corrió dentro del edificio para buscar auxilio y pronto un grupo de enfermeros y médicos rodearon la camioneta, el alfa bajó con Jimin en brazos.

—Ayúdenlo, por favor —suplicó—. T-Tiene dolor de estómago desde hace unos días —caminaban todos juntos al interior del nosocomio mientras él explicaba desesperado—. Pero hoy es d-demasiado fuerte y vomitó sangre 2 veces, además dijo que le dolía la pierna —hablaba torpemente por el pánico que lo invadía.

Escuchó que un médico dictaba una serie de ordenes a los enfermeros y pedía diversos estudios mientras todos caminaban al interior de unas puertas corredizas de cristal, pero él no pudo dar más de 3 pasos cuando una mano lo detuvo por el pecho.

—Lo siento, Jungkook, no puedes pasar —la reconoció como la jefa de Jimin, Chaeyon cree que se llama.

—Yo tengo que estar con él —gruñe con molestia.

—Es por su bien, tienen que ayudarlo y si estás ahí interrumpirás lo que tengamos que hacer —explica serena—. Va a estar bien, tiene que estarlo —miraba sus ojos para tratar de transmitirle confianza, ella también esperaba que el omega se recuperaba, todos en el hospital le han tomado mucho cariño como persona y como enfermero.

—Por favor, ayúdenlo —suplica antes de que la beta entre por las puertas y la pierda de vista, el ojiverde se recargó en la pared y comenzó a sollozar, no puede perder a Jimin, aún no sabe qué es lo que tiene pero sabe que es lo suficientemente malo para que el chico se sintiera morir, no puede perderle.

Recuerda sus palabras, recuerda que el omega piensa que el alfa ya no lo quiere y Jungkook sabe bien la razón, estuvo actuando como un estúpido estos días, no se acercaba al ojiazul, no lo abrazaba por iniciativa propia y Jimin lo malinterpretó, debió explicarle las cosas.

Su lobo gruñe molesto consigo mismo, fue un mal alfa al no cuidar de Jimin, debió quitarle la carga, debió ser más insistente en ayudarlo y así no se esforzaría tanto.

Si el menor muere, el alfa morirá con él y es totalmente justo, Jungkook no lo ayudó y no cumplió con su papel de alfa. Seguía sollozando cuando sintió un brazo rodearlo por lo hombros, era Zico que lo abrazaba para tratar de animarlo.

—Tranquilo, Kook —lo atraía más hacia si—. Va a estar bien... Llamé a tus padres y vienen para acá, ellos llamarán a la familia de Jimin.

Jungkook asintió pero se quedó mirando un punto fijo, totalmente perdido en sus pensamientos, si a Jimin le pasaba algo ya no tendría nada a que aferrarse, siendo sinceros sin la ayuda del omega él ni siquiera seguirá vivo, todo va acabarse pero eso no le importa, porque ahora no puede ver una vida sin su omega.

El rizado se deslizó por la pared, dobló sus piernas y las abrazó fuertemente contra su pecho, seguía con la mirada perdida pero las lágrimas aún se deslizaban veloces por sus pómulos, cada minuto que pasaba se sentía como horas para él.

Luego de un rato que le pareció eterno, vio a su madre y padre entrar al lugar, se puso de pie apresurado para correr a ellos, lo recibieron en un abrazo, Jungkook no pudo hacer más que ponerse a llorar desconsolado, la vida se le estaba yendo en un abrir y cerrar de ojos.

—No quiero perderlo, mamá —se lamentaba—. Se quejaba tanto, todo le dolía y yo no podía hacer nada para ayudarlo —negaba desesperado ante el recuerdo de Jimin adolorido—. No quiero que le pase nada, papá, s-solo quiero t-tenerlo conmigo y a-abrazarlo siempre —los sollozos no lo dejaban hablar con fluidez, su madre acariciaba su pelo mientras su padre frotaba cuidadoso su espalda.

—Va a recuperarse, tienes que estar tranquilo, hijo —Hyungwon tenía un nudo en la garganta al ver a su cachorro tan desesperado, ha pasado por una situación como esa al ver a su hijo a punto de morir, sabe que sentiría lo mismo si su esposa fuera quien corre peligro, sabe que movería el cielo y la tierra para verlos sanos, comprende a su hijo pero no puede dejarlo caer en la desesperación.

—Es que s-seguramente es por mi culpa, él estuvo tan estresado, yo d-debí ayudarlo —sus padres lo guiaron hacia una fila de asientos y lo ayudaron a sentarse, quedando justo entre ambos.

—No es culpa de nadie, cielo —su madre acariciaba su pierna—. Cálmate, alterarte no sirve de nada.

—Respira, Kook —recomendaba su padre—. Vamos, inhala, exhala —tomaba respiraciones profundas para que su hijo lo imitara, pronto el alfa joven pudo regular sus respiraciones y dejar de hipar, pero las lágrimas escapaban cual prófugos de sus ojos verdes.

Los padres de Jimin llegaron unos minutos más tarde, Jiyoung impidió que Jungkook hablara con ellos, pues sabía que su hijo se alteraría de nuevo, ella les explicó brevemente la situación y todos juntos se sentaron a esperar noticias del omega

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—Vamos a la cafetería, amor, ¿quieres un jugo? —preguntó Jiyoung al alfa y tras una negativa se marchó en compañía de su esposo y empujando la silla de ruedas de Shinhye, quien se veía triste y desanimada por la situación de su hermano, han pasado 7 horas desde que Jimin ingresó al hospital y aún no les informan nada.

Hyunbin arreglaba unos papeles que el hospital requería para las intervenciones que estaban realizando a Jimin, así que Jungkook se quedó solo con la madre de su omega, no podía siquiera voltear a verla, tenía un nudo en el estómago por la culpa, de reojo vio que alguien se sentaba a su lado y palmeaba su pierna para llamar su atención.

—Todo va a estar bien, cariño —levantó la vista y vio a la omega sonreírle levemente—. Mi niño es muy fuerte, va a salir de ésta —tomó la mano del alfa y le brindó un apretón.

—Perdón por no cuidarlo bien —sus ojos se llenaron de nuevo, pareciera que es lo único que saben hacer—. Mi deber es protegerlo y le fallé.

—¡Hey! No digas eso —niega tranquila—. Nadie puede protegernos de una enfermedad, no eres Dios, amor —ríe.

—Pero...

—Pero nada —niega dándole una mirada cariñosa—. Tienes que ser fuerte y apoyarlo, sé que quieres mucho a mi hijo, sino no estarías aquí y de esta manera, tú lo proteges de lo posible pero cuando no puedes, solo debes estar a su lado y hacerlo fuerte —dice convencida.

—Él me hace fuerte a mi, sin él no soy nada, yo no estaría aquí —agacha la cabeza avergonzado—. Por eso me duele tanto no cuidarlo como debía.

—Jungkook no podías cuidarlo de algo como esto, no podías decirle a sus órganos que no sangraran —dice con un tono serio pero burlón—. Esto no es tu responsabilidad ni la de nadie, solo hay que esperar las buenas noticias, porque sé que serán solo buenas noticias —sonríe para darle tranquilidad, el alfa le devuelve un poco la sonrisa.

—Espero que si —asiente y aprieta la mano de la omega y ella estira sus brazos para darle un abrazo al menor.

—Eres un gran alfa, mi hijo lo sabe y lo sabemos todos, no seas tú el primero en olvidarlo —le guiña un ojo, pero su cara se pone seria al observar a tres apresurados médicos caminar hacia ellos, Jungkook se puso de pie de inmediato al verlos y tranquilizó a la mujer al explicarle quienes son.

—Nos avisaron hasta ahora. ¿Qué le sucedió? —cuestiona Taehyung—, ¿saben algo? —su rostro no mostraba más que preocupación.

—No sabemos nada aún —Jungkook negó y recibió palmadas de apoyo del trío de amigos, después el rizado les explicó lo sucedido omitiendo detalles para no echarse a llorar.

—Probablemente sea apendicitis —dice Hoseok—. Trataré de averiguar un poc... —estaba hablando cuando fue interrumpido por una de los médicos.

—¡Familiares de Park Jimin! —voceó la mujer, los cinco se acercaron a ella.

—Somos nosotros —dijo Sunhwa.

—Buenas tardes, mi nombre es Somi y soy la doctora de Jimin —se presenta aunque tres de los que la escuchaban ya la conocían—. Jimin tiene una úlcera péptica y hoy presentó un cuadro grave de apendicitis, eso lo complicó mucho porque se rompió su apéndice y dañó algunos órganos —asiente.

—¿Él está bien? ¿Va a estarlo? —Jungkook cuestiona desesperado.

—Por el momento su estado es delicado, lo tendremos un tiempo en cuidados intensivos para tratar las infecciones que pueden presentarse, hay que cuidarlo de la peritonitis y la sepsis —Jungkook y Sunhwa la miraban confundidos.

—Cuando su apéndice se reventó los líquidos que tenía adentro se expandieron por el torrente sanguíneo de Jimin y eso hace que el resto de sus órganos combatan la infección, eso es muy delicado —explica Yoongi con tristeza en su mirada.

—Así es, no podemos descartar complicaciones es por eso que no puedo asegurarles nada de su estado —las lágrimas volvieron a los ojos de Jungkook y tuvo que cerrarlos para contenerlas, tenía que ser fuerte, abrazó a la madre de Jimin quien también estaba conteniendo el llanto—. Me fue informado que Jimin tiene un alfa con el que aún no se enlaza —dice como afirmación pero contenía un poco de duda en su voz.

—Si, soy yo —dice Jungkook mirándola con decisión.

—Tuvimos que hacer una herida muy amplia en su estómago para realizar los procedimientos necesarios —la médica explica—. Necesitamos que cierre lo antes posible para evitar infecciones externas por eso nos sería bueno que tú lo ayudes con eso, además tendrá mucho dolor —un gruñido se formó en el pecho del ojiverde, su pequeño iba a sufrir en cuanto despertara—. Los analgésicos son fuertes pero es normal que no quiten el dolor en su totalidad —hace una mueca de pena.

—Haré lo que sea necesario —dice firme el alfa puro—. Dígame cuando sea necesario y lo apoyaré.

—Despertará de la cirugía en unos minutos, así que acompáñame por favor —solicita la mujer.

—¿No le molesta que entre yo? —Jungkook mira a Sunhwa apenado.

—Sé que va a estar bien, podré verlo después —asiente—. Entra y le das un enorme beso, dile lo mucho que lo amamos —la omega lo despide y lo apura a entrar tras la doctora.

El alfa sigue a la chica apresurado, su corazón late con fuera tras su pecho, no pensó nunca ver a Jimin en una cama de hospital, los papeles se invirtieron de una manera drástica y lo único en lo que puede concentrarse es que no quiere perderle, tiene que ser un alfa fuerte y ayudarlo en lo necesario para evitar su sufrimiento.

Entraron por un pasillo que conocía bien, él mismo lo recorrió cuando tenía que caminar para ejercitar sus piernas, comenzó a observar a través de las enormes ventanas de cristal, reconocía habitaciones muy parecidas a la suya, sus latidos se paralizaron cuando lo vio recostado sobre la camilla.

Se veía como si estuviera dormido, como todas esas veces que lo observaba, tenía los ojos cerrados en un sueño tranquilo, su torso estaba desnudo y solo su vientre era cubierto por un apósito de gasa, tenía cables conectados a su pecho, sus piernas cubiertas por una manta fina, le dará frío, supuso el alfa, tiene que conseguirle más mantas y abrigos, sus brazos descansaban en sus costados, uno de ellos con una intravenosa, se pregunta si quien se la colocó fue tan cuidadoso como Jimin lo era con él cuando ponía sus vías, sus ojos estaban comenzando a aguarse así que desvió la vista hacia la doctora a su lado.

—Los dejaré solos, cuando despierte emm... —para todos era incómodo referirse a la sanación por lo íntimo que ésta es y era más incómodo si las parejas no estaban enlazadas, así que Jungkook le ahorra el trabajo y asintió demostrándole comprensión—. Márcalo con tu aroma para evitarle el dolor, dejaremos que estés aquí hasta que esté despierto, pero después tendrás que salir por cuestiones de higiene.

—Claro, comprendo perfectamente —literalmente lo comprendía, rió amargamente por sus pensamientos, a diferencia suya Jimin si necesitaba la sanidad total para evitar las infecciones, su corazón dolió de nuevo. Tomó un largo respiro antes de entrar a la habitación, su pecho doliendo y su lobo aullando por la anticipación de su omega herido.

El horrible olor a limpieza absoluta lo golpeó de nuevo, todo se sentía tan familiar, desearía ser él quien descansa en esa cama, si él tuviera que regresar a ser el paciente lo haría gustoso solo para que Jimin estuviera sano y salvo, entregándole esas sonrisas y alegrías de siempre, caminó hasta estar lo suficientemente cerca del menor, atrajo una silla a su lugar y tomó asiento. Acarició con delicadeza el antebrazo del omega, lo tocaba como si fuese la última pieza del cristal más delicado del planeta, no quería lastimarlo de algún otro modo, su mano llegó hasta la del ojiazul y la tomó entre las suyas para llevarla a su boca y dejar un beso en el dorso

—Perdóname, mi amor —las gotas de agua se deslizaban de nuevo por su rostro—. Perdóname por no cuidarte cuando debí y perdóname por ser un estúpido estos días —recargó su mejilla en la mano de Jimin—. Es una tontería y voy a explicarte las cosas pero por favor no me dejes —su voz se cortó y comenzó a sollozar bajito—. Te amo tanto, eres el amor de mi vida, sé que es extraño que lo diga cuando yo antes no pensaba en enamorarme, pero de verdad lo siento, por favor, por favor no me dejes ahora que te encontré.

Su llanto no cesaba, se dedicaba a mirar a Jimin y esperar ansioso a que despertara, de vez en cuando liberaba su aroma para impregnar la habitación con el tabaco la tierra mojada y que así Jimin no sintiera ese feo olor de desinfectante.

—Cuando tenía 18 años tuve una novia —comienza a relatar el alfa—, la aprecié pero no demasiado, hasta que un día pensé que ella era mi omega, obviamente ella sabía que soy alfa, no sentía mi olor pero yo si sentía el suyo, me alejé de ella porque yo no quería eso, nunca iba a querer a nadie de esa forma —suelta una risa entre lágrimas—. Fue divertido cuando a la semana no recordaba ni como olía, mi parte racional fue la que supuso que ella era mi pareja, mi lobo no la apreciaba porque no tenía oportunidad al estar aturdido —se encoje de hombros y acaricia la mano del enfermero—. Quise creer que la superé porque yo tenía razón, uno no depende de otros y me sentía estupendo por haber olvidado a la que creía mi omega, me sentía tan poderoso al vencer mis supuestos instintos —agacha la cabeza por vergüenza—. Pero la verdad es que no la quise nunca.

›› —Cuando recién te conocí dijiste que tal vez yo necesitaba otro omega y que lo nuestro era solo apego de un enfermero con su paciente pero yo sabía que no era así —niega—. Contigo siento todo lo que no sentí antes, siento mi corazón latir apresurado cuando te veo sonreír y tu aroma... ¡Dios, tu aroma nunca podría olvidarlo ni aunque me quedara sin olfato! —sonríe nostálgico—. Mi lobo y yo estamos de acuerdo en esto, eres nuestro y somos tuyos para siempre, sin pretextos ni arrepentimientos, soy todo tuyo —solloza pero se recompone para continuar—. Tú me enseñaste lo que es el amor, en estas pocas semanas me enamoré de todo de ti, cada pequeño detalle te hace mi hogar y mi razón de vivir, bebé —miraba el rostro dormido—. Por eso necesito que no te rindas, sé que vas a despertar pero tendrás que ser muy fuerte y no dejarte vencer, yo estaré aquí a tu lado y te haré tan fuerte como tú me haces a mi —se endereza y besa su frente con dulzura.

›› —Todo esto voy a decírtelo cuando estés despierto, voy a decirte lo mucho que te amo y lo estúpido que he sido estos días, tú me abriste los ojos literal y metafóricamente, me mostraste lo equivocado que estaba al negarme a sentir esto, pero sé que no lo hubiera sentido con nadie que no fueras tú —enfocó su vista en el rostro de Jimin y casi salta emocionado cuando vio que se contrajo en una mueca de dolor.

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